De migrante al liderazgo del agronegocio, la trayectoria de Suzana Viccini en el Oeste de Bahia

Elegida una de las 100 mayores personalidades femeninas del agronegocio brasileño por Forbes, la productora rural y presidente del centro Mujeres del Agro Oeste de Bahía habla sobre la importancia del asociativismo, el papel protagónico de la mujer y el desarrollo sostenible para el agronegocio en la región.

Foto de Suzana Viccini proporcionada por Núcleo Mulheres do Agro Oeste da Bahia.

"Si yo fuera un árbol, estaría enraizada en el Oeste de Bahía", dice Suzana Murtele Viccini, propietaria rural y directora del centro Mujeres del Agro de la región. Hija de migrantes de Rio Grande do Sul que llegaron al noreste en la década de 1980 en busca de nuevas oportunidades, la historia de Suzana está entrelazada con la trayectoria reciente del agronegocio de Bahía. La familia de Viccini cambió el trabajo con el comercio en el sur del país por el cultivo en el "nuevo oeste brasileño". "A pesar de toda la dificultad que tuvimos cuando llegamos –fueron otros tiempos, con difícil acceso a las propiedades y un desconocimiento aún grande de las tecnologías a aplicar en el cultivo–, me apasiona la región", dice Suzana Viccini. Para ella, las adversidades encontradas en el Cerrado –como el suelo ácido y un clima no favorable al cultivo de granos– hicieron que los productores locales se unieran en busca del conocimiento científico y la innovación tecnológica necesaria para posibilitar la siembra y el desarrollo agrícola sostenible.

"Creo mucho en el asociativismo y en la unión de ideas y fuerzas para hacer un trabajo", dice Suzana Viccini. "Fue la forma que encontramos de apoyarnos para crear una red de soluciones conjuntas a problemas que a menudo son básicos y estructurales, como la apertura de carreteras", añade. Adelante del centro Mujeres del Agro de Bahía, centro que nació en 2016 y cuenta con más de 30 asociadas, Suzana coordina acciones de responsabilidad social, ambiental y asociaciones con otras instituciones y las autoridades públicas, que puedan contribuir al desarrollo sostenible de la región, valorando siempre el protagonismo femenino en las actividades agrícolas, dentro o fuera de los portones de la granja.

"Unir a las mujeres en torno a una conciencia y un trabajo colectivos"

Datos del censo de agricultura y ganadería del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) indican que de 5,07 millones de propiedades rurales en Brasil, 947.000 operan bajo gestión femenina. La región Noreste concentra el 57% de esta cantidad, contra solo el 6% en el Medio Oeste. Un estudio realizado en colaboración entre el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento (MAPA), Embrapa e IBGE indica que las mujeres administran cerca de 30 millones de hectáreas, equivalentes al 8,5% del área total ocupada por los establecimientos rurales en el país. Para Suzana, la participación femenina en el agronegocio es fundamental. "Aunque ahora nos estamos destacando más, siempre hemos estado en el campo. Como en otras regiones del país, fueron nuestras madres y abuelas las que se privaron de mucho para migrar, renunciaron a sus propios sueños y ayudaron a construir una nueva frontera agrícola", dice Suzana.

Elegida una de las 100 mujeres más influyentes del agronegocio brasileño por la revista Forbes por su trabajo al frente de la asociación de clases, Suzana dice que el reconocimiento trae más responsabilidad: "No esperábamos esta repercusión. Pero al mismo tiempo, nos hizo entender el tamaño de nuestro desafío. Representamos un sector, un sector muy importante y necesario para el país: la producción de alimentos. Queremos contribuir a unir a las mujeres en torno a una conciencia y un trabajo colectivos", dice.

La asociación ofrece capacitación y entrenamiento tanto a las mujeres involucradas en el agronegocio como a las poblaciones de las comunidades rurales de la región, aportando conocimientos y asistencia técnica al campo por medio de seminarios y talleres. En el pilar social, Mujeres del Agro coordina tres grandes proyectos: Algodão que aquece, Plantar para alimentar y Plante amor, salve vidas. Y, en lo ambiental, la institución colabora con importantes proyectos en implementación en la región, como la Restauração Ecológica, conducida por Parque Viva Cerrado, ofreciendo talleres de educación ambiental para la población local.

"El conocimiento conduce al desarrollo sostenible"

Para Suzana, los productores agrícolas de la región han ido mejorando año tras año para ser cada vez más sostenibles. "El productor rural está pensando cada vez más en esta vida que existe en el suelo, donde nuestros ojos no llegan, y en la vida del ecosistema en su conjunto", explica. Desde el manejo del suelo hasta la agricultura de precisión, pasando por el creciente uso de bioinsumos, las elecciones de los agricultores se guían por el uso eficiente y responsable de los recursos naturales. "De todas las técnicas, quizás la más revolucionaria para la región fue la labranza cero", dice.

Labranza cero de soja. Foto proporcionada por AIBA (Asociación de Agricultores y Regantes de Bahía).

Utilizado en aproximadamente 33 millones de hectáreas de tierra, o el 69% del área plantada del país, la labranza cero se guía por la rotación de cultivos, la cobertura permanente del suelo con pajas y la rotación localizada, restringida a los surcos, para reducir el uso del agua, aumentar la conservación del suelo y la productividad de los cultivos. Estudios realizados por Embrapa Soja demuestran que la labranza cero aumenta la productividad de los cultivos en un 30% en comparación con el sistema convencional.  En el Oeste de Bahía, la técnica contribuye a reducir la escorrentía superficial del agua, manteniendo la humedad del suelo durante más tiempo y haciéndolo más resistente a la restricción de agua; la paja funciona aun como una esponja, absorbiendo el agua y reduciendo el riesgo de inundaciones capaces de comprometer el cultivo; y los nutrientes permanecen más tiempo en el suelo, previniendo la erosión y aumentando el contenido de materia orgánica.

Para la productora rural, la pandemia reforzó la importancia de la inversión en ciencia y tecnología en todos los sectores de la sociedad. Según Suzana, en la agricultura los estudios para el desarrollo de semillas adaptadas a diferentes tipos de suelo y clima del país, especialmente los realizados por Embrapa, y el trabajo realizado por la Fundação Bahía, fueron fundamentales para el crecimiento de la frontera agrícola a las regiones Norte y Noreste. "Fue mediante la investigación que mejoramos y pudimos cultivar la tierra. Ese productor que llegó al oeste de Bahía sin conocer el suelo arenoso de la región hoy ya sabe cómo trabajar en él y cómo producir con menos impacto en el medio ambiente", agrega Suzana.

La productora rural destaca la necesidad de llevar adelante el conocimiento científico y ponerlo a disposición también de los pequeños productores de la región, que aún están al margen de proyectos del sector privado o políticas públicas, y tienen poco acceso a nuevas tecnologías o investigaciones científicas. Los bioinsumos, por ejemplo, todavía están restringidos a propiedades medianas y grandes, y poco difundidos entre los pequeños productores. "El conocimiento conduce al desarrollo sostenible", dice. "Estamos aquí en este mundo todos juntos, y lo que hagamos impactará a toda la sociedad", concluye.

"El conocimiento conduce al desarrollo sostenible", dice. "Estamos aquí en este mundo todos juntos, y lo que hagamos impactará a toda la sociedad", concluye Suzana.

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